martes, 14 de enero de 2025

PROGRAMA 179 STRAWBERRY FIELDS

 PROGRAMA 179 DE STRAWBERRY FIELDS. THE BEATLES CONOCEN A BOB DYLAN (28 AGOSTO 1964).




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Para poder disfrutar del Programa 179 de Strawberry Fields puedes escucharlo en el reproductor que tienes a continuación, pero si quieres leerlo puedes seguirlo haciendo más abajo.




PROGRAMA 179 STRAWBERRY FIELDS

 

¿Cómo estáis mi queridísima familia beatle? En el episodio de la semana pasada vivimos el arranque del primer tour oficial de los Beatles por EEUU con varios conciertos, incluido el del Hollywood Bowl del 23 de agosto del 64 y hoy en esta entrega número 179 de Strawberry Fields continuaremos repasando más fechas y viviremos un momento crucial en la historia de nuestros chicos, el cual se produjo el 28 de agosto cuando Bob Dylan les visitó en el hotel Delmonico de Nueva York. Si te apetece conocer todo esto y más, te recomiendo que no me abandones, que subas el volumen y que te prepares para disfrutas de este nuevo episodio de Strawberry Fields que comienza ya mismo. Arrancamos.

 

[SLOW DOWN, THE BEATLES]

 

Sin un concierto programado para el 24 de agosto, que si recuerdas fue también la fecha en la que se lanzó en EEUU el sencillo con 'Matchbox' y 'Slow Down', los Beatles descansaron en la casa que habían alquilado en 356 St Pierre Road, Bel Air, en Los Ángeles. Aunque su ubicación era conocida por muchos fans, John Lennon, Neil Aspinall y Derek Taylor lograron salir por unas horas, aunque esa escapada llegó a su fin cuando Lennon fue reconocido.

Por la tarde asistieron a una fiesta en la casa de Bel Air de Alan Livingston, presidente de Capitol Records. Las entradas para la fiesta, que se celebró a beneficio de la Fundación de Hemofilia del Sur de California, costaron 25 dólares y el evento recaudó 10.000 dólares. El día siguiente también lo tuvieron libre y lo aprovecharon para visitar la casa de Burt Lancaster, donde vieron la película de Peter Sellers, A Shot In The Dark.

También me encantó conocer a Burt Lancaster. Fue genial. La primera vez que estuvimos en Los Ángeles, alquilamos una casa enorme y me convertí en un vaquero. Tenía un poncho y dos pistolas de juguete y me invitaron a casa de Burt Lancaster, y fui vestido de ese modo. Le dije: "Un momento, Burt, esta ciudad no es lo suficientemente grande para los dos", y él me dijo: "¿Qué tienes ahí? Eso son cosas de niños". Más tarde me envió dos pistolas de verdad y una funda de verdad: no le gustaba que jugara con pistolas de niños. Yo sólo quería ser un vaquero.

Tenía una casa increíble. Tenía una piscina en el exterior, pero podías nadar hasta la sala de estar si te metías por debajo del cristal. Los Ángeles era una maravilla. Solíamos caminar arriba y abajo por Sunset Strip; salíamos de la limusina y la gente se nos acercaba, pero aun así era genial.

Ringo Starr

Por la noche fueron al famoso club Whisky A Go Go, por invitación de Jayne Mansfield, quien había aparecido en su casa ese mismo día.

Alguien nos engañó para que fuéramos al Whisky A Go Go. Tardamos veinte minutos en llegar desde la puerta hasta la mesa y al instante todos los paparazzi de Hollywood aparecieron. Fue una trampa total de Jayne Mansfield para que nos hicieran fotos. John y yo estábamos sentados a cada lado de ella y ella tenía sus manos en nuestras piernas, cerca de nuestras ingles, o al menos las tenía en las mías. Habíamos estado sentados allí durante horas, esperando para tomar algo; teníamos vasos con hielo, y se había derretido. Un fotógrafo vino e intentó tomar una foto y le tiré el vaso de agua. Tomó una foto del agua saliendo del vaso y empapando, accidentalmente, a la actriz Mamie Van Doren, que pasaba por allí. Salimos de allí; fue un infierno. Dejamos la ciudad al día siguiente, y recuerdo estar sentado en el avión, leyendo el periódico y allí estaba mi foto tirando el agua.

George Harrison

[I'LL GET YOU, THE BEATLES]

A pesar de haber agotado todas las entradas de su gira estadounidense, The Beatles sólo lograron vender 7.000 para su único concierto en el espectacular Anfiteatro Red Rocks cerca de Denver, Colorado, dejando 2.000 sin vender.

Había habido amenazas de muerte. Recuerdo haber asistido a uno de sus conciertos en el estadio Red Rock de Denver, donde Brian y yo nos subimos a una plataforma que daba al escenario y miramos a los chicos desde arriba durante la actuación. El anfiteatro es tan grande que podía haber un francotirador en la colina que podía matar a cualquiera de los muchachos en cualquier momento, sin problema. Yo era muy consciente de ello, y también Brian y los chicos.

George Martin.

Antes del concierto, los Beatles se hospedaron en el Brown Palace Hotel. Subieron al escenario a las 21:30 horas y durante el espectáculo, se quedaron sin aliento a menudo debido a la escasez de aire en Denver, por lo que se colocaron bombonas de oxígeno en el escenario para que las usaran. A pesar de las entradas no vendidas, con este espectáculo los Beatles batieron un récord de taquilla para el estadio al aire libre, y a su vez fue la primera actuación destacada de rock 'n' roll en el recinto.

Los Beatles interpretaron su repertorio habitual de 12 canciones, que mantuvieron durante la mayor parte de la gira: "Twist And Shout", "You Can't Do That", "All My Loving", "She Loves You", "Things We Said Today", "Roll Over Beethoven", "Can't Buy Me Love", "If I Fell", "I Want To Hold Your Hand", "Boys", "A Hard Day's Night" y "Long Tall Sally".

[TILL THERE WAS YOU, THE BEATLES]

Los Beatles actuaron para 14.000 fanáticos en el recinto Cincinnati Gardens en Cincinnati, Ohio, el 27 de agosto. El concierto estuvo a punto de cancelarse después de que el sindicato de músicos exigiera que se incluyeran grupos locales en el cartel, pero tras una campaña telefónica de los fans de los Beatles, el sindicato retiró su petición.

Los Beatles llegaron a Cincinnati Gardens a las 6 de la tarde y hablaron por teléfono con Elvis Presley entre bastidores. Se celebró una conferencia de prensa antes del espectáculo y subieron al escenario a las 9:35 p. m. El artículo del Cincinnati Enquirer sobre el espectáculo se titulaba “Los adolescentes se deleitan con la locura: los jóvenes fans dejan de lado la formalidad de los Beatles”. En el mismo también se informaba de temperaturas de 46 grados centígrados que hicieron que los fans se desmayaron y reinara la histeria. También se afirmaba que un técnico de una cadena de televisión local intentó medir el sonido de la multitud, pero se vio obligado a darse por vencido cuando su equipo se sobrecargó y se rompió. Después del espectáculo, los Beatles corrieron a sus limusinas Cadillac y los llevaron al aeropuerto de Lunken. El avión alquilado despegó poco después de medianoche y aterrizó en Nueva York a las 2.55 a. m.

[IF I FELL, THE BEATLES]

La primera de dos actuaciones en el Forest Hills Stadium en Queens, Nueva York, se celebró el 28 de agosto. La segunda tuvo lugar la noche siguiente, ambas frente a 16.000 fanáticos Los Beatles habían aterrizado esa madrugada en el aeropuerto Kennedy donde fueron recibidos por 3.000 fans que los esperaban. Los llevaron al Hotel Delmonico en Park Avenue y la calle 59, donde los esperaban más fans, aunque se suponía que su estancia sería secreta.

Una de esas fans, Angie McGowan, le arrebató a Ringo Starr un medallón de San Cristóbal cuando este se dirigía al interior del hotel, aunque se lo devolvió ese mismo día durante la conferencia de prensa previa al espectáculo. La policía dispersó a los fans a las 4 de la mañana. Los Beatles se retiraron a dormir y cuando se despertaron por la mañana miles de fans estaban afuera. El grupo fue llevado al estadio en helicóptero, que partió tarde porque el piloto no tenía permiso para despegar. Subieron al escenario a las 21.50, más tarde de lo previsto.

Las entradas para cada uno de los 15.983 asientos del recinto se agotaron y se añadieron más por el elevado precio de 6,50 dólares. El público no pudo subir al escenario gracias a una valla de dos metros y medio de altura coronada con alambre de púas.

[CAN´T BUY ME LOVE, THE BEATLES]

Ese mismo día, 28 de agosto de 1964, el futuro del rock 'n' roll cambió para siempre, cuando Bob Dylan les presentó a los Beatles el cannabis. Como te he dicho antes, Los Beatles se alojaban en el Hotel Delmonico de Park Avenue, cerca del Central Park de Manhattan. Según Derek Taylor, la centralita del hotel recibió 200.000 llamadas entrantes durante su estancia de dos días, los fans se apiñaban en el exterior, con barricadas, y el vestíbulo y los pasillos estaban vigilados por agentes de policía. Nadie podía visitar la suite de los Beatles en el sexto piso sin autorización previa. La banda se estaba relajando después de la primera de dos fechas en el Forest Hills Stadium en Queens, y estaban disfrutando de una cena del servicio de habitaciones con Brian Epstein y Neil Aspinall. En la suite de recepción de al lado, Taylor entretuvo a periodistas, fotógrafos y celebridades, incluidos el Kingston Trio y el DJ de radio Murray the K, los cuales esperaban estar y divertirse con los Beatles.

Bob Dylan y los Beatles fueron presentados por un amigo común, el escritor Al Aronowitz, en el Hotel Delmonico de Nueva York. Dylan fue llevado en coche desde Woodstock por su road manager, Victor Maymudes, y recogió a Aronowitz por el camino. Los agentes de policía impidieron que los tres entraran en los ascensores del hotel hasta que llegó Mal Evans para acompañarlos al piso superior. Los Beatles recibieron calurosamente a los invitados estadounidenses y les ofrecieron bebidas. Bob expresó su preferencia por el vino barato. "Me temo que solo tenemos champán", se disculpó Epstein, aunque había otros vinos franceses caros y whisky escocés y Coca-Cola. Los Beatles comenzaron a pedirle a Evans que consiguiera vino barato, pero Dylan se limitó a lo que había disponible. También le ofrecieron anfetaminas, pero Dylan y Aronowitz se negaron y sugirieron que fumaran hierba en su lugar.

Brian y los Beatles se miraron con aprensión. “Nunca hemos fumado marihuana antes”, admitió finalmente Brian. Dylan miró incrédulo a los dos. “Pero ¿qué hay de tu canción?”, preguntó. “¿La que habla de drogarse?”. Los Beatles estaban estupefactos. “¿Qué canción?”, logró preguntar John.
Dylan dijo: “Ya sabes…” y luego cantó: “Y cuando te toco me coloco, me coloco…”. John se sonrojó de vergüenza. “Esas no son las palabras”, admitió. “Las palabras son: 'No puedo esconderme, no puedo esconderme, no puedo esconderme...'” La canción era 'I Want To Hold Your Hand'.

[I WANT TO HOLD YOUR HAND, THE BEATLES]

Una vez aclarado el malentendido, los Beatles y sus invitados se pusieron manos a la obra. Aronowitz no era experto en liar porros, así que le pidió a Dylan que hiciera los honores; Bob no era mucho mejor y gran parte de la hierba acabó sobre la mesa del servicio de habitaciones. 

Bob se movía inseguro sobre el cuenco mientras permanecía de pie junto a la mesa mientras intentaba sacar la hierba de la bolsita con las yemas de los dedos de una mano para poder aplastarla y meterla en la hoja de papel de liar que sostenía en la otra. Además del hecho de que Bob era un mal fumador, lo que Bob había empezado a beber ya le había afectado.

Al Aronowitz

Algunos de los Beatles habían conocido el cannabis en 1960, aunque la droga les había causado poco impacto.

La primera vez que conseguimos marihuana fue a través de un baterista mayor que formaba parte de otro grupo en Liverpool. En realidad, no la probamos hasta que estuvimos en Hamburgo. Recuerdo que la fumamos en la sala de la banda durante un concierto en Southport y todos aprendimos a hacer el Twist esa noche, que era popular en ese momento. Todos estábamos tratando de ver si podíamos hacerlo. Todos decían: "Esta cosa no sirve para nada". Era como ese viejo chiste en el que hay una fiesta y dos hippies están flotando en el techo, y uno le dice al otro: "Esta cosa no funciona, tío".

George Harrison

[MY BACK PAGES, BOB DYLAN]

Los estadounidenses se mostraban, con razón, recelosos de la presencia policial en el exterior de la suite y de los camareros del servicio de habitaciones que entraban y salían a raudales. Dylan sugirió que se trasladaran a uno de los dormitorios, de modo que los diez se apiñaron en el interior: Dylan, Aronowitz, Maymudes, Lennon, McCartney, Harrison, Ringo, Epstein, Aspinall y Evans. Dylan encendió el primer porro y se lo pasó a Lennon. Inmediatamente se lo dio a Ringo, a quien Lennon apodó "mi catador real". No se dieron cuenta de que la etiqueta era pasar el porro de mano en mano, y Starr fumó como si fuera un cigarrillo. Aronowitz le pidió a Maymudes, un experto en liar porros, que hiciera más y pronto todos fumaban el suyo.

No recuerdo mucho de qué hablábamos. Estábamos fumando marihuana, bebiendo vino y, en general, haciendo rock and roll y riéndonos, ya sabes, y surrealismo. Era momento de disfrutar.

John Lennon.

Los Beatles pasaron las siguientes horas en un estado de hilaridad, mientras Dylan los observaba divertido. Brian Epstein no dejaba de repetir: “Estoy tan drogado que estoy en el techo. Estoy en el techo”. El mánager, normalmente refinado, también exhibió cierto humor autocrítico.

George y yo estábamos sentados en la cama y Brian estaba recostado allí, como siempre, muy bien vestido y todo. Tengo la imagen de él con un pequeño porro en la boca, como un viejo vagabundo, tratando de ser elegante con esa horrible colilla. De hecho, todos nos drogamos y nos reíamos. Era la época de las risas y no podíamos controlarnos. Brian se miraba a sí mismo y decía: “¡Judío! ¡Judío!”. Vio el lado divertido de las cosas. Era como si finalmente estuviera hablando de un hecho. “Oh, soy judío. Lo olvidé”. No creo que fumara mucho. Creo que la banda fumaba mucho más.

Paul McCartney

McCartney, por su parte, quedó impresionado por la profundidad de la ocasión y le dijo a todo el que lo escuchara que estaba “pensando por primera vez, pensando de verdad”. Le ordenó a Mal Evans que lo siguiera por la suite del hotel con un cuaderno y que anotara todo lo que dijera.

Recuerdo haberle preguntado a Mal, nuestro road manager, durante lo que parecieron años y años: "¿Tienes un lápiz?". Pero, por supuesto, todos estaban tan drogados que no podían sacar un lápiz, y mucho menos una combinación de lápiz y papel. Había estado repasando todo esto de los niveles, durante la noche. Y en cada nivel me encontraba con toda esa gente de nuevo. Y luego me metamorfoseaba en otro nivel. De todos modos, Mal me dio este pequeño trozo de papel por la mañana, y en él estaba escrito: "¡Hay siete niveles!". En realidad no estaba mal. Nada mal para un aficionado. Y nos cagamos de risa. Quiero decir, "¿Qué diablos es eso? ¿Qué diablos son los siete niveles?" Pero, mirando hacia atrás, en realidad es un comentario bastante sucinto; se relaciona con muchas religiones importantes, pero yo no lo sabía en ese momento.

Paul McCartney

Evans conservó los cuadernos hasta su muerte en 1976, cuando fueron confiscados y luego perdidos por la policía de Los Ángeles.

[AND I LOVE HER, THE BEATLES]

Bob Dylan estaba de mal humor y contestó al teléfono diciendo: "Esto es la Beatlemanía". También intentó hablar de música con John Lennon, pero los dos compositores tenían prioridades diferentes.

Él decía: “Oye, John, escucha la letra”. ¡Olvídate de la letra! Ya sabes, todos estamos locos, ¿se supone que debemos escuchar la letra? No, sólo estamos escuchando el ritmo y cómo lo hace.

John Lennon

Derek Taylor todavía estaba en la sala de recepción. Después de varias horas de recibir presiones para conseguir una audiencia con los Beatles, llamó a la suite para ver si podían dejar entrar a algunos de los otros invitados. Taylor abandonó la sala de recepción con una botella de coñac en la mano y se encontró con Epstein en el pasillo. El humor del gerente se había ensombrecido desde la hilaridad anterior y miró con el ceño fruncido al oficial de prensa: "Pagarás por esa botella, Derek. Eso irá en tu cuenta". Taylor regresó para defenderse de los invitados famosos y lidiar con las incesantes llamadas telefónicas, hasta que recibió una llamada de los Beatles para que viniera solo.

La habitación estaba bastante oscura, iluminada sólo por un par de lámparas y algunas velas; la atmósfera era densa y fragante a incienso. Epstein, tambaleándose con una flor en la mano, parecía haberse vuelto loco. Los visitantes formaban un trío místico junto a una mesa pequeña. Aronowitz, mi querido amigo práctico, corpulento y barbudo, todavía se mostraba reconociblemente sensato, aunque silencioso, inmóvil y radiante. Maymudes, el saturnino, era una figura romántica con ropas exóticas; mientras que entre los dos, delgado y con pico, con la mirada de ojos saltones de un pajarito, estaba Bob Dylan. Se pasaban cigarrillos extraños y delgados y todos parecían muy felices. Brian se me acercó y me dijo que tenía que probarlo, esa maravillosa bebida que hacía que todo pareciera flotar hacia arriba. Paul me envolvió en un abrazo de oso y me dijo que había estado "allá arriba"; "allá arriba", repitió, señalando el techo. George me ofreció un cigarrillo. Lo rechacé: "No es para mí, gracias. Me quedo con la bebida". Me alarmé bastante y consideré que era mi deber “mantenerme normal”,  o lo que fuera que eso significara en esa etapa de mi vida. George dijo: “Nos han excitado”, y desde entonces hasta que me fui, tal vez quince minutos después, todo fue una confusión turbia y llena de expresiones nuevas y extrañas: “excitado, drogado, fuera de sí”, salpicadas con las más conocidas: “increíble, guau, fantástico, fabuloso, equipo, tío”.

Derek Taylor

Aquella noche, los periodistas y fotógrafos tenían terminantemente prohibido el acceso a la suite de los Beatles. "Ninguno de los que viajábamos con los Beatles lo sabía", afirmó Larry Kane, uno de los miembros del grupo de prensa que viajaba con ellos. Al día siguiente, y durante el resto de la gira, no se hizo ninguna mención de sus experimentos con cannabis. La banda conocía el significado personal de la experiencia y se alegraba de no sentir ningún efecto negativo.

Fue una noche increíble y me desperté al día siguiente pensando: “¿Qué fue eso? ¡Pasó algo anoche!”. Me sentí muy bien. Fue una noche increíble.

George Harrison

Paul McCartney estaba orgulloso de que Dylan le hubiera dado su toque personal. “Fue todo un logro”, dijo en en el libro Many Years From Now. “Fue como si el Maharishi me hubiera iniciado en la meditación y me hubiera dado un mantra. Tenía cierto estatus”.

El encuentro con Dylan fue un punto de inflexión para los Beatles y para la música popular en general. Aunque casi con toda seguridad se habrían conocido en algún momento, el momento era perfecto: en 1964, ambos estaban a punto de lograr un gran avance artístico: los Beatles en su búsqueda de una composición más introspectiva y una mayor credibilidad artística, y Dylan por su adopción de la instrumentación eléctrica y su alejamiento de las expectativas puristas del mundo del folk. La colisión de sus dos mundos dejó repercusiones durante muchos años.

 

[BLOWING IN THE WIND, BOB DYLAN]

 


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